Puedes fallar a una persona y que te perdone. Incluso que te perdone dos veces. Si de verdad le importas puede perdonarte millones de veces. Pero una vez lo dije, y lo vuelvo a repetir: "La confianza es como un espejo, una vez rota nunca vuelve a ser la misma". Tú la has roto ya demasiadas veces, y antes habías conseguido arreglar el espejo, incluso reemplazarlo por uno nuevo. Pero ya no más.
Los trozos eran tan pequeños que los he tirado a la basura. No quiero recomponerlo, ni que lo hagas tú. Tampoco quiero espejos nuevos. No quiero nada que venga de ti. Ya no.
Nunca le cierro la puerta a nada. Ni a nadie. Y ahora tampoco lo voy a hacer. No porque seas tú, ni mucho menos. No eres nadie como para hacer excepciones contigo, pero soy así. Para mi la gente siempre tiene una segunda oportunidad, una tercera y todas las oportunidades del mundo.
Tú fuiste diferente desde el primer día. Hasta ahora.