Seguidores

domingo, 1 de abril de 2012

Soy de ese tipo de personas que si miran atrás en el tiempo solo ven lagrimas, perdida de amigos y malos ratos.
En el colegio siempre se han reído de mi, han murmurado a mis espaldas y me han dejado sola en los recreos. Nunca nadie ha contado conmigo para nada. Era la última a la que elegían para jugar en Educación Física. Nunca nadie me ha llamado porque simplemente le apetecía hablar conmigo, o verme. Tampoco nunca me he sentido integrada de verdad en un grupo de amigos.
No sé como lo hago pero siempre termino fallando a la gente, ya creo que soy yo quien me lo busco, que soy gilipollas, insoportable y que están a mi lado por pena.
Ahora mismo solo tengo ganas de irme de aquí, desaparecer por un tiempo, aunque ¿para qué? Tampoco nadie iba a echarme de menos, nadie iba a notar que falto.

Desde que tengo uso de razón he estado sola, nunca me he sentido querida incondicionalmente por nadie ni he sentido que hacia mi tuviera nadie el cariño que tengo yo hacia ciertas personas.
Yo sé que no soy una persona agradable, que digo las cosas muy a la cara, no me callo nada y me da bastante igual lo que piensen de mi , pero supongo que es por todas las putadas que me han hecho. Me han dejado de hablar porque quedaba con personas que no se llevaban bien con otras, porque terceras personas empezaron a salir, por gilipolleces varias. Una vez me dejaron de hablar porque no me apetecía ir a dormir a casa una una chica, y porque "no era capaz de sacrificarme por mis amigas" (realmente era porque no quería ver una película de miedo-que no me gustan-).

Sinceramente, muchas veces pienso que este no es mi sitio, que he nacido en el lugar equivocado, me siento mas atraída por otras ciudades y otros países. No tengo nada que me diga "quédate, no te marches". No tengo lazos que me unan a esta ciudad. Quizá una o dos personas, incluso hasta cinco o seis, pero estoy segurísima que si esas cinco o seis personas no me tuvieran a su lado, serian mas felices.


La conclusión es que me siento decepcionada, que soy gilipollas y que no valgo una mierda, porque pensaba que había gente a la que de verdad le importaba y hoy he visto que no.
Quizá sea solo un mal día, pero hay veces en las que solo necesitas que alguien se trague su orgullo y te dedique unas palabras o simplemente te dedique un abrazo en la despedida

Lo siento por cualquier cosa que haya hecho.